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Hace unos días me preguntaba un buen amigo, y además muy conocido filatélicamente cual era el numero idóneo de enteros que debería llevar una hoja de colección; en su opinión, el número idóneo era uno o dos enteros.
Tras esa pregunta he repasado las hojas de mis colecciones y las de varios compañeros que tengo fotocopiadas y he llegado a la conclusión de que el número ideal de enteros que debe llevar una hoja de colección en una presentación no es otro sino es el mínimo necesario para presentar y hacer comprensible la idea que queremos exponer en nuestro trabajo.
Parece fácil decir esto pero no es tan sencillo, ya que todo depende de lo que pretendas transmitir. Por ejemplo, si tienes que hablar sobre las variantes de un entero, suponiendo que estas sean tres o cuatro y que te quepan en una hoja, aunque sea abriendo ventanas, o superponiendo partes sin interés, esta podría resultar ser la solución más oportuna, ya que lo que nunca se debe hacer es desperdiciar espacio.
Un entero o pieza relacionada con un entero solo en una hoja, únicamente se puede presentar por dos razones. La primera de ellas por su importancia como pieza única conocida (o por lo menos muy poco frecuente) resaltando de esta manera su singularidad. Y la segunda, porque sea clave en el estudio y con las explicaciones de distinta índole que se puedan hacer de ella ocupen todo ese espacio.
Por lo general en una página se pueden exhibir entre dos y cuatro piezas, dependiendo, claro está, del tamaño de las mismas y de las explicaciones que se deban dar. En la mayor parte de las hojas lo lógico es que se presenten tres enteros aunque, insisto, puede haber más o menos.
En resumen, un estudio correctamente presentado de ocho tableros debe tener aproximadamente entre 380 y 390 piezas. Menos da la sensación "hojas vacías" y más puede resultar agobiante, aunque a mi modo de ver sea mucho más importante la calidad del estudio que el número de piezas en sí mismo, pero eso... es otra historia.