Usuarios online 2
Visitas hoy 20
Visitas esta semana 300
Visitas totales 1352958
"¿Cómo podríamos organizar nuestras inversiones filatélicas de enteros postales, de modo que pudieran ser interesantes para nuestros hijos desde un punto de vista intelectual y económico?".
Respuesta a D. Franz Honignman
La contestación a la pregunta del señor Honignman es complicada y claro está depende mucho de los dos "factores móviles", esto es, el padre y el hijo. Si alguien tiene la suerte de tener un hijo que comparta su afición, es bien sencilla de contestar: su hijo continuará disfrutando de su colección y trabajando en ella, pero creo -al menos por lo que he podido constatar- que eso sucede en un número muy pequeño de casos. Son muy escasos los hijos que tienen la misma afición que sus padres y aún más en el caso de la nuestra, tan poco en boga en estos tiempos entre la gente joven, que disfruta mucho más con aparatitos y juegos de ordenador.
Se han llevado a cabo muchos esfuerzos importantes para intentar incorporar a la gente joven al mundo de la filatelia, y se han invertido cantidades importantes de dinero, sobre todo en algunas naciones, pero los resultados están a la vista: los pocos que han hecho algo son casi en su totalidad hijos de conocidos filatelistas, y coincide que tienen colecciones aceptables de las materias en que sus padres las tienen excelentes. Muy pocos llegan a competir o trabajar en ellas cuando son adultos; a la inmensa mayoría les absorbe la vida (matrimonio, trabajo, otros entretenimientos...).
Muchos de los hijos de los grandes coleccionistas, que han hecho inversiones filatélicas importantes piden a su padre que venda sus colecciones en vida, ya que no quieren recibir una herencia "tan complicada".
No obstante, si las relaciones familiares son buenas, siempre se le puede llevar a un hijo a una exposición, procurando siempre que después haya una buena comida o algo que le haga recordar la exposición de forma positiva, también se le puede pedir ayuda; que colabore en la obtención de algún dato... y la verdad es que siempre recordará con cariño que su padre se entretenía con "esas cosas" y quién sabe, con el paso de los años quizá desempolve algún viejo álbum, y en memoria de aquel padre que tuvo sienta alguna curiosidad...
La inversión filatélica es otro tema complicado. Opino que siempre hay que comprar meditándolo mucho y al precio mejor posible. Hay que tener en cuenta que el gremio de los comerciantes vive de esto, por lo que y teniendo en cuenta las comisiones que van a cobrar tanto en la compra como en la venta, el negocio para el coleccionista es prácticamente inexistente, como no sea en algún caso puntual.
Tenía un amigo cuya capacidad económica no era excesiva, pero cuya labor filatélica, basada en matasellos de rodillo de su ciudad y alrededores sí que era importante, que decía: "cada cual se gasta su dinero como le da la gana; hay unos que se van al cine, se ven la película y no les queda nada, yo me lo gasto en sellos, y al menos siempre me quedan..." Creo que esa es la mentalidad que debe tener el filatelista, comprar para realizar un trabajo, y dentro siempre, claro está, de sus posibilidades económicas.
Algunas normas elementales: Siempre tiene más fácil venta un sello de alto precio que muchos de bajo; si se hace estudio de variantes, los grandes stocks son importantes, ya que si se encuentra una variante o algún sello más raro, se amortiza con facilidad todo el lote, que por otra parte es indispensable para la realización de un buen trabajo.
En fin el particular que compre sellos con intención de ganar dinero, en un alto porcentaje de ocasiones está equivocado, y lo más normal es que pierda parte de lo invertido –si no todo-.